Hace varios años
atrás tuve la oportunidad de disfrutar este anime con la suerte de haber
recibido antes una advertencia sobre no ver la primera versión, ahorrándome así
un sin sabor sobre el inconcluso final de esta. La primera vez que llegué a
verla admito que se me cayeron las lágrimas en varias escenas y se me estrujó
el corazón en otras más, sufrí y al mismo tiempo gocé de esta historia como
ninguna otra, con mis sentimientos a flor de piel al notar —tras unos cuantos
capítulos— que nadie estaba a salvo.
Si bien es cierto
que al final no entendí algunas situaciones en específicas o por qué sucedieron
de esa manera, una segunda vista —concluida hace una semana gracias a netflix—
me hizo entender esos supuestos cabos sueltos y sorprenderme gratamente al
darme cuenta que la cantidad de pérdidas de personajes que evocaba fue menor.
Admito que en un acto de debilidad me salteé el capítulo de Nina, no estaba
dispuesta a pasar por lo mismo otra vez, aunque ese capítulo sigue siendo uno
de los mejores en cuestiones de dolor. No entraré en detalles, pero creo que el
hecho de ser tan inesperado el giro y que la víctima sea tan indefensa, amorosa
y lo único que le quedaba al victimario, hizo que el momento en que todo
estalla sea tan desolador, en especial cuando el causante de semejante
aberración desconoce la magnitud de su propio actuar, tal como suele suceder en
el mundo real.
Esta serie toca
distintos temas, desde las diversas maneras en que uno hace frente a una
pérdida (formas destructivas en contraste con formas
inspiradoras) y a sus propios temores. Mostrando que si bien la lucha para
alcanzar una meta y sobrellevar la huella imborrable de un dolor no es fácil,
se puede lograr manteniendo intacta tu propia integridad, aun si esa decisión
te encamine a una vía más difícil.
El tener a un grupo
de villanos que, con el avanzar de la serie, te muestren un lado humano —no
necesariamente positivo— por sobre sus crímenes pasados, me
recuerda la fragilidad con la que uno puede cambiar su vida decidiendo como
afrontar sus propios obstáculos, incluso los impuestos por uno mismo.
Creo que Pride,
Envy y Greed son ejemplos con distintos finales de lo que acontece cuando te
das cuenta de que la oscuridad realmente estaba en tu propio interior. Y aun
cuando los otros 4 (Lust, Glutony, Wrath y Sloth, sobretodo los primeros tres)
no tuvieron ese llamado de reconocimiento, ninguno dudaba contradecir a su
propio creador y no por el típico temor que les impedía actuar por cuenta
propia —siendo Greed el único que le hizo frente a esto— sino porque lo
respetaban como figura de autoridad, como su padre.
Con respecto a
otras cosas, amé como se representaron los personajes femeninos cuando lo usual
es tenerlos como vulnerables o pocos dados a la acción central. Olivier e Izumi
cumplieron un excelente rol aportando a la historia otros ejemplos de
fortaleza, iniciativa y entrega en la acción cuando era requerida, sin dejar de
lado las precisas intervenciones de Hakweye.
Por otro lado,
Mustang es uno de mis personajes favoritos en esta entrega, siendo alguien que
inició con ideales los cuales fueron olvidados ante la crueldad de la guerra y
el choque con la realidad, recuperando parte de ellos tras la muerte de uno de
sus más grandes amigos. Y el visualizar lo cerca que estuvo de perderse a sí
mismo nos demuestra que, a pesar de que uno es quién debe pararse y caminar, es
bueno aprender a valorar y conservar a ciertas personas a tu alrededor para que
te recuerden el motivo de lucha.
El romance también está
presente, pero en dosis tan mesuradas que no desvía la atención del argumento
principal, ni se ve forzado. Se muestra conforme va creciendo con el tiempo,
con pequeñas acciones y detalles que hablan mejor que un sinfín de palabras
rosas. Y esta toma acogida con la admiración y respeto, con el crecimiento de
ambas partes.
El miedo a la
muerte es un tema contemplado bajo la constante mención de la inmortalidad, si
bien el villano tenía como deseo el ganar poder tanto física como en lo
referente a los conocimientos, él y otros personajes acogen el no morir como un
mantra, movidos únicamente por el querer ser superiores para su propio
beneficio. Y la revelación del original anhelo de la libertad que inició todas
estas acciones nos ayudan a entender que el tener una voluntad inofensiva y
hasta positiva no nos asegura que permaneceremos intactos e íntegros en el
proceso, no a menos que seamos conscientes de que el trayecto importa tanto
como la meta.
Finalmente
Hohenhaim es un personaje que me hubiera gustado conocer un poco más, pero al
mismo tiempo considero que su tiempo de intervención fue suficiente para darnos
a entender parte de su actuar. El descubrir que realmente quería a su esposa y
a sus hijos, que se dio cuenta de su error al dejarlos aun si era en pos de
corregir y acabar con lo que él en sí fue obligado a empezar, incluso cuando
tendría impacto en él, fue reconfortante
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