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12 de mayo de 2017

The Bachman Books IV - El fugitivo: Una lucha resignada


El Fugitivo
por Stephen King.

Este libro llegó recientemente a mis manos en este mes y ante su mínima y avasallante sipnosis que me atrajo, decidí empezarlo de manera inmediata, solo para enterarme después que dicha historia es la última de una colección de novelas cortas que aun si no tienen relación entre sí, me generan altas expectativas.

Volviendo a la expectativa originada por el resumen, este habla de Ben Richards, un hombre que no pasa de los 30 años y que al no tener dinero para salvar la vida de su hija enferma decide entrar a un concurso donde mientras más tiempo dure vivo, más dinero gana.

Esta cruda realidad se da en un mundo cercano y futurista donde la economía ha colapsado creando diferencias sociales muy marcadas y la deshumanización ha llegado al punto de permitir la existencia de una televisora -hecha por General Atomics, la compañía que controla todo- que tiene concursos cuyo objetivo es poner en riesgo la vida de los ciudadanos de clase baja, a voluntad, a cambio de dinero y para gozo del público de la sociedad alta. Dichos concursos varían en intensidad, siendo "el fugitivo" reservado solo para aquellos que quieran participar y a su vez presenten un alto riesgo para el manejo del sistema del país, es decir quiénes sean considerados amenazas para el gobierno, ya sea por su agudeza mental u otros factores.

Desde la perspectiva del concursante, el objetivo era tratar de durar un buen tiempo y así acumular un monto aceptable de dinero antes de ser encontrado y aniquilado. Richards buscó ser seleccionado, resignándose a morir, no sin antes lograr que su muerte traiga altos ingresos monetarios a su esposa, evitando que esta se siga prostituyendo, y así poder curar a su hija.

Admito que estuve enganchada desde la primera página. Aún con el proceso de selección de preguntas y respuestas podías sentir la resignación y frustración de quienes buscaban participar, aparte de la altanería de quienes trabajaban en el lugar, burlándose de las necesidades de otros sin ver que los miserables eran en realidad ellos por disfrutar ver televisado ese circo de sangre. En su comienzo creí que el concurso era corre y te persigo, pero te das cuenta que las reglas impuestas solo buscan hacer que el fugitivo tenga que avisar su paradero incluso si es con horas de diferencia, aparte de instar a una cacería pública motivando a la gente a hacer de soplones contra esos "delincuentes".

Tras empezar el juego, con cada línea que lees, estás pendiente al igual que Richards de cada movimiento, de cada paso que él da. Sin embargo, conforme las páginas avanzan y tras las breves apariciones de otros personajes, notas que ese mundo es más oscuro de lo que parecía, que la sociedad entera está censurada, pero al privarles de información útil y darles a cambio entretenimiento barato, estos no se dan cuenta. Si vives acomodado, vives en una burbuja total donde el simple hecho de ser pobre convierte a la persona en delincuente y por ello cada palabra que diga debe ser tomado como mentira.

Richards inicia su persecución con el objetivo de obtener mucho dinero, mas continúa en ello tratando de comunicar la verdad detrás de esa gran conspiración que él mismo descubre en el camino y si bien se lleva vidas por delante, manchando sus manos, cada acto fue una reacción ante su posible muerte.

Su esposa, él, quiénes lo ayudaron, el canal, el público, sabían que tarde o temprano caería; no obstante, él no se los dejaría fácil y tampoco dejaría que su muerte sea en vano. La escena final fue cumbre, a mi parecer Killian -el productor del programa- no calculó la fuerza que tendrían sus palabras, la importancia de estas y que tras mencionarlas, lo que trataba de lograr se vendría abajo.

Aparte de que lo chocante de esta ficción, es que no se sintió como un mundo exagerado y paralelo, sino como un posible futuro de destrucción si es que nos dejamos llevar exclusivamente por permanecer y alimentarnos de elementos proporcionados por los medios de comunicación que no aportan nada. Con esto no me refiero a que ver cosas o programas con el mero fin de desconectarse está mal, más bien me refiero a que no nos podemos permitir que dicha desconexión se de por demasiado tiempo y tampoco de que recibamos las noticias negativas con un aire de aceptación en vez de indignación real.


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