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9 de mayo de 2017

La Vida es Sueño: La motivación de la ficción


La Vida es Sueño
por Pedro Calderón de la Barca.

Después de un gran receso de lecturas, decidí retomar mi hábito con una historia ya leída hace varios años atrás que -de la misma manera que otras- fue adquirida por terceros y no a voluntad propia, sino por cumplir cierta asignación.

Yo recordaba de que iba el libro en grandes rasgos y su forma narrativa, la cual no me resulta tan atrayente. Pero me llevé cierta sorpresa al ir avanzando sus páginas y encontrar con que la trama no era como yo creía saber, aún cuando acerté a la premisa inicial.

La base y lo que sirve de motor a que los sucesos se desarrollen es la aparición de un rey cuyo nombre es Basilio quién tuvo un hijo, Segismundo, el cual en el instante de su nacimiento llevó sobre su hombro el presagio de que se convertiría en un rey tirano. Basilio, creyente de esta premonición, decidió evitar que esto sucediera, encerrando a su hijo a una torre oculta dentro de las tierras del palacio. Los años pasan y el príncipe crece encerrado sin conocer nada más allá de las paredes que lo rodean, recibiendo igual la educación digna de su título incluso si para los pobladores fue dado por muerto. El rey Basilio quiere probar si aquel presagio es considerado una amenaza latente y la única forma de hacerlo sin desatar una posible rebelión de su hijo y poder devolverlo a la torre si este fracasa, es sacarlo de su prisión adormecido, para que este se despierte en el palacio creyendo que está en un sueño.

Mis memorias me decían que Segismundo se despertaba, desconfiado de su alrededor, mas se comportaba sin resentimiento y con serenidad, haciendo notar que su padre estaba equivocado y que este se redimiera de sus palabras. Es por ese motivo que el descubrir que el principal rasgo del protagonista al encontrarse dentro del castillo siendo un príncipe, resultó ser la ira, fue inesperado.

Y es ahí cuando me comencé a preguntar si la cólera poseedora de Segismundo formaba parte del presagio inicial de su nacimiento o de si fue causada por el accionar de su padre, dando paso a si el destino está predeterminado o de si uno puede tergiversarlo, no obstante, uno nunca puede comprobarlo ya que al ir avanzando no sabes si estabas destinado a tomar las decisiones que tomaste bajo la capa de libre albedrío.

Así que si bien esta no es una lectura que, a mi parecer, te intrigue, si te entretiene y te hace pensar aunque sea por un instante que si se tuviera la oportunidad de empezar de nuevo creyendo que cierto error vivido es un sueño y tomaras nuevas decisiones basadas en el temor de repetir las negativas consecuencias posiblemente con el tiempo se convertiría en una nueva carga que, según la magnitud de mi error, no me gustaría adquirir, menos cuando dé cada paso sin saber si será el último antes de despertar.

Además de que ¿serían válidas las buenas acciones hechas solo por buscar ser recompensados con ellas? porque si bien los resultados serían óptimos, el tener de motivo el beneficio personal, mancha dicho actuar.

Nota: Aunque este libro fue leído en este 2017, lo tomaré como parte de la lectura del 2016 para completar la meta de pendientes de dicho año.

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