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5 de enero de 2017

Yuri on Ice - Temporada I: Llamamos amor a todo lo que se encuentra sobre el hielo

8:15 p.m. Posted by BlueSoul , No comments

El ver un anime en emisión siempre fue algo imposible para mí hasta que Yuri on Ice llegó. Si bien es cierto que recién me subí a la montaña rusa durante el capítulo 9 o 10, el tener que esperar una semana por apenas menos de 20 minutos de emisión fue una experiencia nueva para mí.

Tenía conocidos que les gustaba y hablaban animosamente en redes de esta historia, lo usual es que las deje ser y yo continúe con lo mío, pero conforme avanzaba las semanas una novedosa sensación de curiosidad se apoderó de mí y decidí darle una oportunidad.

El argumento es el siguiente: "La historia se centra en Yuri Katsuki, un joven patinador artístico sobre hielo japonés que sufre una dura derrota durante las competiciones finales del Grand Prix, quedando último en la competición. Abrumado y deprimido por este hecho, Yuri comienza a dudar de su carrera como patinador, a la vez que lidia con los otros problemas en su vida personal. Al regresar a su ciudad natal de Hasetsu, en Kyūshū, luego de cinco años, Yuri se dirige a una pista de patinaje donde imita a la perfección una coreografía del famoso patinador ruso Víctor Nikiforov, a quien admira desde pequeño. Cuando el video de Yuri patinando es subido al internet sin su conocimiento, atrae la atención de Víctor, quien decide convertirse en el entrenador de  Yuri. Junto con Víctor, Yuri aspira a ganar la final del Grand Prix mientras lucha contra su mayor rival, el ruso Yuri Plisetsky (posteriormente nombrado Yurio), un patinador prodigio de 15 años de edad".

Y si bien esperaba encontrar la típica búsqueda de un chico tras su confianza, acabé obteniendo mucho más. Desde lo básico, si no tienes idea del patinaje artístico, se te introduce al tema sin demasiada carga, conforme va avanzando la escena y sobretodo en los primeros capítulos, en general para entender la importancia del Grand Prix y la manera de competir. De ahí con el avance de la historia vemos como Yuri pasa desde el fondo de un pozo hasta poco a poco creer en su propio talento e incluso hasta el final de la temporada, aún cuando se puede ver un gran avance en él, se nota que todavía no ha llegado a su punto máximo y dicha desconfianza no se ve en diálogos autodestruyéndose y lamentándose, sino en acciones, ya sea en su performance o durante la creación de su rutina.

En ese mundo deportivo, las rutinas de patinaje cobran protagonismo y son acompañadas de increíbles pistas musicales que varían en gustos y personalidades. Las presentaciones son dignas de apreciar -no solo se ven la del protagonista, sino la de los competidores- y aunque de una competencia a otra, puedan repetir la pieza, el que vayan de la mano de la historia que transmite y del pensar del ejecutor, hace que cada vez sea distinta.

También cabe nombrar un hecho que en ciertos casos hará que algunos prejuzguen esta historia e incluso la eviten: el crecimiento de la relación entre Víctor y Yuri hasta dar plano al lado romántico ¿La diferencia? No es directo, nunca se confiesan con el otro, no se ven besos como prueba de afecto, pero aún así, con sus palabras, su actuar y demás dan a entender que la relación va más allá del respeto, la admiración y el cariño mutuo hasta el punto de hacerme anhelar tener una relación así de intensa. Al comienzo podría decirse que tal vez sea exageración de quiénes quieren ver cosas que no son, mas en los últimos episodios pasan sucesos que hacen darse cuenta que no era exclusivo de una imaginación rosa.

Víctor es misterioso, nunca sabes que va a decir, ni como actuará frente a lo que sucede. Pasando la mitad de la serie te haces una imagen de él donde puede ser considerado quién confunde a Yuri con su actuar, pero en los últimos capítulos -con un simple detalle enunciado, desconocido por el propio protagonista- tu percepción del inicio de la interacción de ambos personajes cambia e incluso si estás dispuesto a ver de nuevo los capítulos, te encontrarás con una historia diferente, lo que considero un giro inesperado muy grato de ver.

En lo referente a los demás competidores, la creadora llegó a armarlos de tal manera de que no encontrarás a un posible rival o villano, todos son humanos y hasta el posible insoportable -con excesiva confianza- te muestra que el miedo no discrimina, llegando al punto de que te conmueve. En los últimos capítulos quise que el protagonista ganara; sin embargo, los demás fueron mostrados de manera tan empática que aún así consideraba que merecían ganar también. En pocas palabras, si no hay un personaje antagónico en la serie es debido a que el mismo Yuri juega en su propia contra con sus temores.

Esta temporada finalizó dejándome complacida y desconcertada por ambos lados, consciente de que era necesario dicho final para dar pie a una continuación, pero si esta no se realiza, igual creo que sería un buen cierre. Los distintos personajes crecen con la historia y aunque la mayoría del tiempo verlo es un paseo emocionante y complaciente como las canciones presentadas, en los últimos momentos toma un camino incierto que te mantiene al borde del asiento con el corazón en la mano. Porque al final de cuentas, para ellos el amor es todo lo que se encuentra sobre el hielo.


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