Estamos empezando el 2016, mi 2015 cerró bien. No considero que fuera un año maravilloso, tampoco siento que fue un año malo, simplemente fue un año muy tranquilo. Esto no tendría nada de interesante, salvo que me di cuenta de un detalle: hace tiempo mi corazón parece haber entrado en un estado de sueño profundo.
Si veo una película triste o una historia, me conmuevo -con mayor rapidez que antes- pero los momentos de sentir intenso han desaparecido. Mi sentir no ha estado en la cima, ni en el fondo, anda en la misma línea dando saltitos leves para recordarme que sigue ahí.
¿Eso es bueno o malo? No estoy segura de la respuesta. Puede ser bueno porque permanezco en un amplio estado de tranquilidad y quietud; sin embargo, puede ser malo porque si permanezco mucho tiempo así, puedo terminar por acostumbrarme y a partir de allí entraría en un estado racional extremo que no estoy segura de sobrellevar de una manera positiva.
A mediados de este año vendrá un gran cambio, creo que lo suficientemente intenso como para hacer despertar mi corazón, tiene que hacerlo, tiene que revolotear por ahí en busca de sueños y metas nuevas. Pero si se da el caso de permanecer igual... no sé que más esperar.
O puede ser que no esté pasando nada, que es un estado normal después de tanta montaña rusa de años anteriores. Recién estamos a inicios, quizá me esté adelantando demasiado. Realmente espero que sea así.
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