Tengo diversas facetas, mucho que pensar y varios temas de que hablar.

31 de mayo de 2016

Entre gustos y colores

11:44 p.m. Posted by BlueSoul , No comments


Originalmente este espacio iba a ser dedicado a momentos de desahogo y a mis gustos personales. Entre esos gustos está la lectura, aunque ahora la practique con menos frecuencia, y por eso tiene un apartado que contiene la mayoría de los post de este blog. 

Pero también tengo otras cosas que me gustan, ya sea una serie, anime, música, entre otros y no tengo mucho con quién compartirlo con el mismo nivel de interés, curiosidad y/o entusiasmo. Así que me dije que podría usar este espacio para eso, para mis "nuevos" descubrimientos, gustos que me emocionan, intereses que poseo y no suelo compartir tan públicamente porque no son típico de una imagen madura y centrada. 

Un desahogo leve o excesivo -eso no lo puedo juzgar- con aquellos temas que a pesar de no tener gran importancia en el ir y venir del mundo, me entretienen, me distraen y sobretodo disfruto sin importar lo absurdo que puedan ser. Antes tenía claro que evitaría ciertos tópicos para evitar juicios a dedo, pero ahora es como "¿juicios de quién?". Quizá esto me sirva para ser más abierta y sentirme más cómoda, en vez de reservar todo solo para aquellos que conozco tras un determinado tiempo.

Liquidación: ¿Lo bueno se hace esperar?


Liquidación
por Imre Kertész. 


A pesar de llevar unos pocos días de haberlo terminado, tras varios meses postergados para retomar la lectura, creo que mi expectativa con este libro fue mi principal enemigo. Mi primer contacto con este título fue a mis 14 años en el colegio, no porque fuera parte de una lista de lectura obligatoria, sino porque su nombre y breve sipnosis apareció en mi libro de lenguaje.

Se refería a una historia que empieza con el suicidio de un personaje que deja un manuscrito cuyo contenido presenta las acciones y conversaciones que tienen sus conocidos tras descubrir su muerte, plasmando momentos que son imposibles que él conociera ya que para ese entonces no se encontraba entre los vivos. No me pueden culpar si tras leer ese retazo, unas ansías monumentales de querer leerlo llegaran a mí. Pero ya sea por cuestiones económicas, porque la librería no tenía ese libro entre sus estantes o porque ni mi aliado PDF lo tenía entre sus contenidos, tuve que resignarme a darlo por perdido años atrás.

Ya por esas cuestiones raras de la vida, donde uno encuentra cuando no está buscando, lo hallé hace poco en una biblioteca virtual de PDFs y tras reponerme de mi hallazgo y de su brevísima extensión, lo descargué. En esos meses estaba en plena época de tesis -dato extra e innecesario: fue aprobada- y mi tiempo de lectura se limitaba a los minutos de espera de mis compañeros de grupo. Con interrupciones prolongadas, lo acabé de leer y sigo sin saber como sentirme.

Dicen que si un libro no te llega, no te marca o te engancha, puede que no fuera para ti; el problema era que yo quería ser enganchada por el simple hecho de ser lo justo tras una espera de casi 10 años, pero no fue el caso. Tampoco diría que fuera malo o aburrido, porque de ser así lo hubiera dejado -cosa que hice con dos libros- solo creo que tal vez no era el tipo de lectura o mejor dicho narración a la que soy familiar. Los saltos en la narrativa -del manuscrito a lo que acontecía- a veces mareaba y otras cortaba mis inicios de enganche con la escena que leía.

B. -el personaje que se suicida antes de que la trama comenzara y de quién se habla a lo largo de la historia- se me hizo interesante, quizá conocerlo desde su punto de vista personal antes de empezar con Keserú -editor que se lanza a la búsqueda del manuscrito- hubiera sido más engatusador. De por sí su: "¡No se enfaden!¡Buenas noches!", como nota de suicidio te deja con curiosidad y desconcierto que no se llega a explotar en el transcurso de la historia.

El final... desde mi punto de vista no fue un final, puede que sea el desenlace de la búsqueda del manuscrito, pero no de la historia, no de la confusión al tratar de entender como B. sabía charlas acontecidas tras su muerte y si fueron durante esos escritos que llegó a esa decisión o fue la carga de su pasado oscuro.

En conclusión, finalicé con una espinilla que tenía clavada hace años; sin embargo, no fue como lo esperaba. Por un lado puede que solo sea mi poca costumbre a ese estilo narrativo y continuidad de hechos y por otro puede que sea que idealicé tanto la historia, creándole un mundo mágico e ilimitado alrededor que solo logró que mi aterrizaje en tierra fuera más seco.